Psicoanálisis, estudios feministas y género |
Sabina Spilrein:
expropiación intelectual en la historia del psicoanálisisJuan Carlos Volnovich
Presentación.
Emma Eckstein fue la primera psicoanalista mujer, pero Sabina fue la primera mujer que produjo un impacto teórico significativo en la historia del psicoanálisis. En ella se entrecruzan una serie de interrogantes para responder a los cuales, en el presente texto, me limitaré a aportar datos, a relatar acontecimientos, fechas, lugares, publicaciones, cartas que no respetan orden cronológico alguno pero que circulan a lo largo de los siguientes temas:
1.-El nacimiento del psicoanálisis: la historia.
2.-La interdisciplina. Las relaciones del psicoanálisis con las otras disciplinas en el momento en que estaban apareciendo los primeros trabajos teóricos que le darían su posterior fundamento. La Lingüística (Ferdinand de Saussure), la Semiótica (Pierce), la Psicología Genética (Jean Piaget), la teoría del desarrollo cultural de las funciones psíquicas superiores y la Epistemología Convergente de Vygotsky.
3.-Las relaciones entre padres varones y sus hijas.
4.-El sexismo, la discriminación que se monta sobre las diferencias de género dentro de las instituciones psicoanalíticas.
5.-La relación de concordancia o de complementariedad entre la represión sexual y el desempeño intelectual de las mujeres.
1.-Berlín. 1924. Moscú.
Ahora estamos en Berlín, 1924. Sabina tiene 39 años. Es médica. Se despide de Karl Abraham, de Max Eitingon y de su hermano Jean. Con Renata, su hija de 11 años y su marido, el Dr. Paul Scheftel, un judío aristocrático de casi 60 años (con quién se había casado el 14 de Junio de 1912) parte en tren hacia Moscú.
Lleva en su bolso de mano una carta que Freud le acaba de enviar desde Viena y muchos libros repartidos en innumerables baúles. Allí están:
- -el más reciente libro de Freud El yo el Ello
- - Lenguaje y pensamiento en el niño, el primer libro en el que su ex-paciente, ese joven de 27 años, Jean Piaget, esboza la génesis del pensamiento infantil desde las habilidades sensoriomotrices hasta el razonamiento abstracto basándose en las ideas que ella misma le aportó y en las observaciones espontáneas de Renata, su hija.
- -Los diez luminosos poemas sobre el tiempo y la muerte de las Elegías de Duino que Reiner María Rilke le dedicó.
- -El I and Thou (Yo, Tú) de Martin Buber.
- -La Montaña Mágica de Thomas Mann.
- -El Manifiesto surrealista con el que André Breton cree afiliar el arte al psicoanálisis
Sabina parte para Moscú. Toma distancia de Berlín como antes tomó distancia teórica de Hermaine Hug-Hellmuth y de Melanie Klein. Considera como abuso de transferencia las interpretaciones que Melanie Klein dirige a los niños. Para Sabina hay un excesivo uso de la sugestión en esas explicaciones. Eso no es psicoanálisis, dice. Demasiada influencia pedagógica para ser psicoanálisis.
Le había tocado un año duro en Berlín. El impacto del alzamiento de Hitler en la cervecería de Munich un año antes (1923) se había hecho sentir tanto como la invasión del valle del Ruhr por los 100.000 soldados franceses. El resultado fue la hiperinflación más dramática de la historia económica de la humanidad. El marco alemán había caído en picada. Hacía falta reunir 4.2 trillones de marcos para comprar un dólar cuando antes, en 1914, un marco alemán valía 25 centavos de dólar. En un día, un kilo de pan pasó de 20.000 marcos, a valer cinco millones. No obstante, Sabina tenía asegurada su fortuna en Zürich y el patrimonio de Paul Scheftel estaba intacto. Paul era un judío edípico que hasta conocerla solo había vivido para su madre, Lizaweta Scheftel, una señora muy culta y elegante que jamás le perdonó a su hijo haberse casado con Sabina.
Moscú la espera. La recién formada (1922) Unión Soviética es la esperanza de la humanidad, el proyecto emancipatorio más audaz que podía concebirse, y sus autoridades están dispuestas a reunir allí, lo mejor, lo más avanzado del arte y la cultura mundial. Sabina es Rusa, es judía y tiene un enorme prestigio intelectual. Lenin vive. Los asesores para la ciencia y la cultura de Trotzky reciben la orden de ubicarla e invitarla a incorporarse a la aventura Socialista. Cuando Sabina parte a Moscú Lenin todavía no había sufrido el ataque de apoplejía que le costaría la vida. Pero ya Stalin, Lev Kamenev y Grigory Zinoviev están preparando la sucesión y disputándole el poder de Trotzky, a quién Sabina conoció en Viena en 1910.
En Moscú la espera Vera Shmidt. Las autoridades del Partido que la reciben le dan trato de eminencia. La esperan con más honores que a Isadora Duncan. Una mansión de muchas habitaciones en Moscú con electricidad y calefacción muy cerca de la Universidad donde tiene asegurada su cátedra y próxima a la Clínica Psicoanalítica para niños cuya dirección le ofrecen. La mansión viene con empleadas de servicio doméstico incluidas. Se las enviaron sus padres desde Rostov.
Desde el primer momento, Sabina se incorpora a la vida cultural de Moscú. Participa de un experimento cinematográfico para conmemorar el frustrado alzamiento de 1905 que está llevando a cabo un desconocido. Se trata de El Acorazado Potemkin y el director es Sergei Eisenstein.
Rápidamente se convierte en polo de atracción para los psicoanalistas rusos con los que llega a formar la asociación psicoanalítica más numerosa de su época. Inicia a Vigotzky en las investigaciones sobre el pensamiento y lenguaje que después continuará Leontiev. Influye, definitivamente en Luria. Vigotzky tiene, entonces, 27 años. Luria, solo 22.
Traduce al ruso Más allá del principio del placer y lo publica con prólogo de Vigotzky y Luria.
Da el empujón inicial a la psicología soviética del siglo XX y queda embarazada de su segunda hija. Como Eva, la madre de Sabina que acaba de morir en Rosov, su segunda hija se llamará Eva.
Pero es alrededor de esos años donde todo comienza a empañarse, nuevamente. Trotzky es depuesto de su cargo en 1925. En Noviembre de 1929 es desterrado. La Sociedad Psicoanalítica de Moscú también es disuelta en Noviembre de 1929. Ese Noviembre, Paul Sheftel recibe un telegrama de Berlín. Es Buny, su hermano menor, el que le escribe. Su madre, Lizaweta, está muriendo. Paul viaja a Berlín.
2.-Viena. Noviembre de 1911.
Ahora es Viena, 1911.
Dieciocho años antes, a los 26 años, el miércoles 29 de Noviembre de 1911, como todos los miércoles desde que fuera aceptada como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, Sabina sube la escalera de Bergasse 19, la casa de Freud. La recibe Martha, la hace pasar y espera. Martha funciona de azafata. Cumple con los tragos, la comida y se retira. Entonces aparece Freud. Freud ya ha leído la tesis de graduación de Sabina cuyo título es Sobre el contenido psicológico de un caso de esquizofrenia. Después, uno a uno van llegando Otto Rank, Victor Tausk, Wilhem Stekel. Allí, ese miércoles 29 de Noviembre de 1911, expone su trabajo La destrucción como causa del devenir. Sabina afirma que Freud se equivoca al suponer que los conflictos fundamentales del psiquismo pasan por el enfrentamiento entre las pulsiones de autoconservación y las pulsiones sexuales. Es entre la vida y la muerte, la cosa; es entre Eros y Tánatos, el conflicto más abarcativo. Sabina concibe en ese ensayo que la destrucción es una pulsión mortífera que lucha incluso contra la pulsión sexual.
Al día siguiente, el 30 de Noviembre de 1911, Freud escribe a Jung que está en Zürich:
Fräulein Spilrein leyó ayer un capítulo de su ensayo, La destrucción como causa del devenir, seguido de un esclarecedor debate. Hice algunas objeciones a su (Ihrer) método de abordar la mitología y las presenté en la discusión con la muchacha (Weibsbild). Debo decirle que ella es bastante atractiva, muy inteligente y, por lo tanto, empiezo a comprender algunas cosas.
Ese "empiezo a comprender algunas cosas", se las trae.
Ese jueves 30 de Noviembre, mientras Freud escribe a Jung, por entonces su príncipe heredero, Sabina aparece sorpresivamente en la casa de Stekel. El motivo de la visita era bien claro: conseguir que Stekel publique La destrucción como causa del devenir en el Zentralblatt.
Sabina había pasado todo el año de 1910-11 en Viena escribiendo su trabajo y estudiando. La Viena de 1910. Por primera -y tal vez por única vez- la ciudad que le había quitado a París, desplazándola, el protagonismo cultural de occidente. Por primera y única vez, Viena y no París es el centro del mundo.
El día anterior, el martes por la tarde, Sabina se había encontrado con Victor Tausk en el Café Central. Tausk, que estaba acompañado por una mujer mayor (Lou Andreas Salome), se incomodó ante la presencia de Sabina pero, desde otra mesa, Trotzky que observaba la escena, toma la iniciativa y la aborda. Conversan en ruso y Trotzky queda vivamente impresionado por ella. Esto sucede en el Café Landtmann que había sido abandonado por Freud desde su pelea con Adler.
Sabina asiste a la primera audición de las "Cinco Piezas Orquestales" de Arnold Schoenberg. Visita a Gustav Klimt que está pintando "El beso". Permanece tardes enteras en el taller de Klimt. Se encuentra con Kokoschka, 25 años, apenas un año menor que ella. Mientras Freud está ocupado con su colección de estatuillas clásicas ella busca a Egon Schiele.
Le escribe a Isadora Duncan que acaba de regresar de los Estados Unidos: " deberíamos encontrarnos en Rusia, tanto usted como yo tenemos mucho que hacer por los niños". Le escribe, también, a Selma Lagerlöf, la novelista sueca -¡una mujer!- que acaba de ganar el Premio Nobel.
El miércoles 29 de Noviembre de 1911, decía, Sabina Spielrein expuso ante Freud y sus discípulos su trabajo La destrucción como causa del devenir. Hubo que esperar hasta 1920, tuvo que morir Sophie la hija adorada de Freud, (justamente a los 26 años, la edad que tenía Sabina cuando leyó su trabajo sobre la destrucción), tuvo que pasar la Gran Guerra, (la matanza de masas más diabólica que el mundo había sufrido hasta entonces) para que Freud escribiera ese texto definitivo que fue Más allá del Principio del Placer.
Ingenuo, Freud se interroga ante George Viereck.
¿Porqué nosotros necesitamos tanto tiempo para decidirnos a reconocer una pulsión destructiva?
La muerte es la compañera del amor, juntos rigen al mundo. Eso es lo que dice mi libro Más allá del Principio del Placer"
En Más allá del Principio del Placer, Freud no cita a Sabina pero en nota al pie de página acota:
En un trabajo muy rico en ideas, aunque para mí no del todo transparente, emprende Sabina Spilrein una parte de esta investigación y califica de destructores a los componentes sádicos del instinto sexual.
Más allá del Principio del Placer es de 1920. La destrucción como causa del devenir es de 1911.
3.-Rostov, 1885.
El miércoles 29 de Noviembre de 1911, Sabina presentó su trabajo en Viena. Había nacido, 26 años antes, en Rostov, el 7 de Noviembre de 1885. Hija mayor de una familia judía muy adinerada, culta y cosmopolita.
Eva, la mamá de Sabina, era universitaria, había completado la carrera de Odontología y solía viajar frecuentemente a París y, también, no menos frecuentemente solía tener amantes. Su padre, Nikolai Spielrein, hombre de negocios, tenía tierras, comerciaba con granos y administraba su propia flota mercante. También viajaba mucho.
Sabina tuvo cuatro hermanos menores, tres varones y una niña:
- -Isaak,
- -Jean
- -Emile
- -Emilia
A los 5 años, los padres la enviaron a Varsovia y la internaron en un colegio que tenía un plan piloto basado en el juego como motor principal para el desarrollo de las aptitudes "naturales" de los niños. (De ahí que hablara polaco). A los 8 años ya estaba en el Gimnasium de Rostov. A los 6 años aprendió alemán, francés y latín. Pero fue siempre una niña difícil. Por eso, los castigos corporales. A los 13 años, (seguramente alrededor de la época en que menstruo por primera vez) tuvo su primer ataque de "nervios": la primera vez que salió desnuda y se enterró en la nieve. A los 15 años, ( 1900) mientras veraneaba en Karlsbad, se enfureció con su madre y decidió morir de hambre, coincidiendo con el período en que murió de tifus su hermanita Emilia, de 6 años.
Desde pequeña se masturbaba compulsivamente apretando los muslos contra algo duro que se ponía entre las piernas. Se masturbaba cuando los padres la amenazaban o la hacían objeto de castigos corporales. Especialmente si el autor del castigo había sido el padre. Ser testigo de la violencia física del padre sobre sus hermanos también la excita sexualmente.
A juzgar por su diario íntimo, Sabina tuvo un interés sexual muy precoz y nada reprimido. Activa, desenvuelta, arriesgada, intrépida, audaz, demasiado desvergonzada. Contra esto, la madre decidió que todo lo referente a la sexualidad le fuera ocultado y consiguió alterar el programa de estudio del Gimnasium de Rostov, quitándole biología, antes que su hija entrara a estudiar allí.
La formación intelectual de Sabina, las fuentes, se refieren, siempre, al rabino de la ciudad, al profesor de matemáticas y a su tío materno, un intelectual inquieto y erudito. Es, justamente, su tío el que en 1904, cuando Sabina cumple los 19 años, la interna en Burghöltzli.
Zürich, 1904.
Sabina está psicótica. Los datos que tenemos son de la Historia Clínica que aun se conserva en Burghölzli y del epistolario de Freud con Jung, de Jung con Freud y de Sabina. Sabina permaneció en Zürich desde 1904 hasta 1910.
En la Historia Clínica se lee: "joven de 19 años. Diagnóstico : esquizofrenia. Rompe su blusa, arranca su corpiño y muestra de manera obscena sus pechos. Se desnuda totalmente y gritando disparates sale a la calle. Se entierra desnuda en la nieve. Se masturba públicamente y hace alarde de gestos asquerosos. Tiene alucinaciones. Ve monstruos que se le meten dentro y está convencida, a veces, que tiene el cuerpo de un perro. Entonces, gatea. Otras, que es un diablo con dos cabezas y un largo pene le sale de la espalda".
Bleuler la interna en Burghölzli y la pone a cargo de un joven médico de la alta sociedad de Basilea, Carl Gustav Jung.
Martin Freud conoció a Jung pocos años después y recuerda así el encuentro de Jung con su padre:
Jung hablaba todo el tiempo y papá lo escuchaba sin poder disimular una sonrisa de satisfacción. Poco era lo que yo podía entender pero sé que, al igual que a papá, nos resultaba un tipo fascinante. Su característica más destacada era la vitalidad, la vivacidad, la capacidad de proyectar su personalidad y cautivar a cualquier persona que lo escuchaba. La presencia de Jung se imponía. Era muy atractivo, muy alto, ancho de hombros.
Sabina tenía 19 años.
Jung, 29.
Jung tomó en análisis a Sabina. Fue, probablemente, su primer paciente en análisis. Por aquel entonces, Jung había leído La Interpretación de los sueños pero no conocía a Freud y le era difícil reconocerle a Freud
El lugar que le correspondía en mi vida y asumir una actitud justa frente a él"
En sus memorias Jung da cuenta acerca de su conflicto entre ángeles y demonios:
Un día, estaba en el laboratorio...cuando el Diablo murmuró en mi oído que yo tenía derecho a publicar mis experiencias sin mencionar a Freud. Acaso ¿No me había dedicado a emprender tales experiencias mucho antes de comprender nada de su obra? Oí entonces la voz de mi segunda personalidad: Es fraudulento actuar como si no conocieras a Freud. No se puede edificar la propia vida sobre una mentira. El caso quedó entonces resuelto. A partir de ese momento tomé abiertamente el partido de Freud y luché a su lado.
Así llega Sabina a la vida de Jung. Como la excusa perfecta, la buena razón, para escribirle a Freud.
Primera carta de Jung a Freud, 1905:
Tomé en análisis a una joven rusa de veinte años que se expresa como una persona mala y pervertida hasta la médula. Por eso no puede estar entre la gente. No obstante parece ser poseedora de una gran sensibilidad. A riesgo de aburrirlo, debo abreaccionar esta, mi experiencia más reciente. Estoy tratando a esta psicosis histérica con su método. Un caso difícil. El primer trauma ocurrió entre el tercer y cuarto año. Vio a su padre azotando el trasero desnudo de su hermano mayor. Recibió, a raíz de eso, una fuerte impresión. Más tarde, no pudo evitar pensar que ella había defecado en la mano de su padre. Entre el cuarto y el séptimo año tuvo intentos compulsivos de defecar en sus propios pies, de la siguiente manera: se sentaba en el piso con un pie debajo de ella, presionaba el talón contra el ano y trataba de defecar al mismo tiempo que se imponía no hacerlo. ¡Solía retener las deposiciones durante dos semanas! Mi paciente no tiene ni idea de cómo surgió en ella semejante conducta; dice que era algo instintivo y que venía acompañado de sensaciones semejantes a estremecimientos gozosos muy parecidos a un orgasmo. Más tarde, este fenómeno fue reemplazado por una masturbación compulsiva. Le estaría muy agradecido si pudiera darme su opinión sobre esta historia.
En "Psicología de la Demencia Precoz" (septiembre de 1907), Jung vuelve a aludir a "su" caso.
Una cierta muchacha no podía tolerar que le sacudieran el polvo del abrigo. Esta reacción peculiar pudo ser rastreada con relación a su disposición masoquista en el pasado. De niña, su padre solía castigarla en el trasero, provocando con ello una excitación sexual. En consecuencia, reaccionaba ante cualquier cosa que remotamente se asemejara al castigo con una tremenda rabia que pronto se transformaba en excitación sexual y en consecuente masturbación.
En una ocasión, cuando fui yo el que me impuse a ella y le dije: ¡Pare con eso, ya!, ahora tiene que obedecerme, entró en un estado de marcada excitación sexual"
El caso es que, gradualmente, la sintomatología de Sabina cede. La relación con Jung se fortalece y Sabina es, al mismo tiempo, la paciente, la amante, la interlocutora intelectual, la musa inspiradora de Jung.
Sabina anota en su Diario.
Hablamos sin cesar. Mi amigo (Jung) me escuchó con arrobamiento, luego me enseñó su artículo todavía sin publicar, una carta al Prof. Freud y la respuesta de Freud. Me los mostró porque estaba muy impresionado por los paralelos en nuestros pensamientos y sentimientos. Dijo que esto le preocupaba porque así es como hago yo para que él se enamore de mí...De modo que no soy una de las tantas, sino alguien único. Sin duda ninguna joven puede entenderlo como yo, nadie pudo sorprenderlo de esta forma con un sistema de ideas desarrollado en forma independiente que es por completo análogo al de él. Al principio se resistió, no quería amarme. Ahora debe hacerlo porque nuestras almas son gemelas. Porque incluso estando separados nuestro trabajo conjunto nos une. Me instó a que escribiera mi nuevo estudio sobre la pulsión de muerte...
Emma Jung, tolera discretamente esta relación hasta que, finalmente, le escribe en forma anónima a los padres de Sabina alertándolos acerca del peligroso matiz que está tomando la relación de Sabina con Jung. Ante el reclamo de los padres de Sabina, Jung intenta disculparse y les responde:
Pasé de ser su médico a ser su amigo cuando dejé de reprimir mis propios sentimientos. Pude abandonar mi rol de médico con más facilidad porque no me sentía profesionalmente obligado, puesto que nunca cobré honorarios...Por lo tanto, sugeriría que si desea usted que me adhiera con rigor a mi papel de médico, debería pagarme un honorario como recompensa adecuada por mis esfuerzos. De esta manera podrá estar absolutamente segura de que respetaré mi deber como médico "en toda circunstancia. Como amigo de su hija, por otra parte, habría que dejar las cosas en manos del destino. Ya que nadie puede impedir que dos amigos hagan lo que quieran"
Nada impide sostener, entonces, que Jung ayudó a Sabina Spielrein, a través de las relaciones sexuales, a salir de la locura. Y cobró por eso. Los padres de Sabina que con los honorarios a Burghöltzli creían haber cancelado la deuda por el tratamiento completo, olvidaron que aun faltaba un pago extra: el que cobró Jung por sus servicios terapéuticos-sexuales. Jung ayudó a Sabina a salir de la locura ¿Hay que condecorarlo, entonces, como al violador que embaraza a una mujer estéril?
Ante la desilusión que le causa a Sabina la respuesta de Jung a sus padres Sabina le escribe a Freud, apelando a él ( 1908).
Cuatro años y medio atrás el doctor Jung era mi médico, luego se convirtió en mi amigo y después en mi poeta amante. Finalmente me buscó y las cosas sucedieron como suelen hacerlo en la poesía. Predicaba la poligamia; se suponía que su esposa no pondría ningún reparo, etc., etc.
Entonces mi madre recibe una carta anónima que no mide las palabras diciendo que debe salvar a su hija ya que de otro modo el doctor Jung la arruinará"
Jung me dijo que mentes como la mía ayudan al avance de la ciencia. Que debo convertirme en analista. Hago hincapié en estas y en otras cosas para demostrarle que la nuestra no fue sólo la habitual relación médico paciente lo que tanto nos unió. Le hablé de la igualdad y de la independencia intelectual de la mujer, a lo que respondió que yo era una excepción mientras que su esposa era una mujer común y por lo tanto sólo se interesaba en aquellas cosas que le interesaban al marido. Cuando le sugerí que yo era para él una de tantas, me dijo que sus otras admiradoras eran solamente las perlas de un collar en el que yo era el medallón.
Y aquí entra Freud en escena con una posición indefendible.
Freud le responde a Sabina.
Le insto a que se pregunte si no sería mejor reprimir y erradicar los sentimientos que han sobrevivido a la estrecha relación que ha mantenido usted con Jung. Por el bien del psicoanálisis, y por preservar su propio prestigio, sería conveniente borrar de su psiquis ese episodio sin la intervención o la participación de terceras personas.
Entonces, Sabina anota en su diario ( Junio de 1908)
Ahora él (Jung) llega rebosante de placer y emoción intensa, sobre el gran conocimiento que acaba de recibir (es decir, sobre la poligamia) Me cuenta sobre Otto Gross, su paciente anarquista que promulga la libertad sexual y me dice que ya no quiere seguir reprimiendo sus sentimientos por mí, admitió que yo era su primera y querida amiga mujer, etc. , etc. (con excepción de su esposa por supuesto) y quería contarme todo sobre sí mismo.
Y le escribe a Jung (1908).
La complejidad de la situación me fuerza a tomar la iniciativa. Ahora soy yo la que tengo que expresar lo que te está vedado a ti. Me toca a mí adoptar la posición antinatural de hombre y a ti, el rol femenino. Estoy muy poco dispuesta a creerte en forma absoluta y a aceptar todo lo que me has dicho. Entiendo muy bien que necesites resistirte, pero también comprende (tú lo sabes bien) que las resistencias me excitan más aun. Soy además muy consciente de que si todo dependiera de mí, lo toleraría mejor, aunque tuviera que vivir desesperada. Pero estas tu...
!Ah querido! Si tan sólo supieras lo importante que eres para mí, al margen del bebé"
En 1910 Sabina registra en su diario íntimo:
Nos conocimos mejor, nos encariñamos el uno con el otro sin darnos cuenta que es lo que estábamos haciendo. Era demasiado tarde para huir. Varias veces, durante las sesiones de análisis, permanecíamos unidos por un abrazo tierno. ¡Era maravilloso!."
Pero Sabina está dispuesta a involucrar a Freud en este asunto pidiéndole que interceda y juzgue. Jung, adelantándose al anunciado viaje de Sabina a Viena, le escribe a Freud el 7 de Marzo de 1909.
Un complejo está jugando a Pero Botero conmigo: una paciente, a quien años atrás liberé de una difícil neurosis con un esfuerzo generoso, violó mi confianza y mi amistad de la manera más perversa imaginable. Ha armado un vil escándalo sólo porque me negué a mí mismo el placer de hacerle un hijo...Mientras tanto he aprendido una indecible dosis de sabiduría conyugal, puesto que hasta ahora tenía una idea por completo inadecuada acerca de la infidelidad y de mis componentes poligámicos"
Y Freud, todo un caballero que sabe sostener sus pactos, responde a Jung por primera vez acerca de este asunto. (9 de Marzo de 1909)
He oído hablar de la paciente a través de la cual usted entró en contacto con la ingratitud neurótica de los rechazados. Muthmann vino a verme y aludió a una señora que se presentaba en público como amante suya. Ambos convinimos en suponer que la situación era muy diferente y que, seguramente, se trataba de la neurosis de la informante. Ese es nuestro destino, mi querido Jung: seremos difamados e importunados por el amor con que operamos. Tales son los riesgos de nuestro oficio, pero no por ello vamos a renunciar.
Jung le muestra a Sabina la carta de Freud y es, entonces, Sabina la que escribe a Freud pidiéndole una entrevista. (30 de Mayo de 1909)
Le estaría muy agradecida si me concediera una entrevista. Tiene que ver con algo de gran importancia para mí, que usted estará probablemente interesado en escuchar"
Funcionaba bien el correo en Europa porque la carta de Sabina a Freud es del 30 de Mayo y el 3 de Junio, Freud le escribe a Jung.
¿Quién demonios es ella? ¿Una entrometida, una chismosa, una paranoica?"
Y Jung le explica a Freud en carta que escribe al día siguiente, el 4 de junio de 1909.
Spielrein es la persona sobre la que le escribí. Fue mi primera paciente en análisis y le tengo mucho cariño. Guardo hacia ella una gratitud muy especial. Como sabía que podría sufrir una recaída de su enfermedad, prolongué mi relación con ella durante años y acabe en la obligación moral de consagrarle mi amistad. Fue recién cuando noté que las cosas habían tomado un cariz indeseable que decidí romper con ella. Es claro que ella sistemáticamente intentaba seducirme. Ante mis negativas quiere, ahora, vengarse.".
Así es que Freud, aliviado, interviene por segunda vez en este asunto y, en carta fechada el 7 de Junio de 1909 escribe a Jung:
Entendí perfectamente. Su explicación confirmó mis suposiciones. Bastó recibirla para que yo le escribiese a Fräulein Spielrein una carta en la cual fingí ignorancia. Esas experiencias, si bien dolorosas, son necesarias y difíciles de evitar. Sin ellas no podemos conocer en serio la vida ni a qué nos enfrentamos. Personalmente nunca fui engañado en tal grado, pero he estado cerca un par de veces y "escapé por un pelo". Creo que sólo las necesidades inflexibles que pesan sobre mi trabajo y el hecho de que era diez años mayor que usted cuando me inicié en el psicoanálisis me han salvado de experiencias similares. Pero el daño que producen no es duradero. Nos ayudan a desarrollar la piel gruesa que necesitamos y a dominar la (transferencia recíproca) "contratransferencia", que después de todo, es un problema permanente para nosotros; nos enseñan a desplazar nuestros propios afectos en pro de un beneficio mayor. Son una bendición encubierta. La forma en que estas intrigantes mujeres se las ingenian para seducirnos y cautivarnos con todas las perfecciones psíquicas concebibles hasta lograr su propósito, constituye uno de los más grandes espectáculos de la naturaleza. Y una vez que lo logran, la constelación se modifica asombrosamente.
No obstante, Sabina está dispuesta a viajar a Viena y pone a Jung tres condiciones:
1.-disculparse con sus padres.
2.-confesarle a Freud que fue su amante.
3.- pedirle a Freud que por escrito diera cuenta de esa confesión.
Lo sorprendente es que ¡consigue las tres!
Carta de confesión: Jung a Freud del 21 de Junio de 1909.
Atribuí enteramente a mi paciente todos los deseos y expectativas (con respecto a tener juntos un bebé al que llamaríamos Sigfrido) sin ver lo mismo en mi interior. Cuando la situación se tornó tan tensa que la continuada persistencia de la relación sólo podía lograrse con actos sexuales, me defendí de una manera que no puede justificarse desde el punto de vista moral. Atrapado en mi delirio de ser la víctima de las intrigas, las malas artes y los ardides sexuales de mi paciente, escribí a su madre que yo no era quien saciaba los deseos sexuales de su hija sino apenas su médico...una muestra de picardía que ahora le confieso, con muchos reparos, como solo podría hacerlo con mi padre"
Recién ahí es cuando Freud se indigna y escribe a Sabina el 24 de Junio de 1909:
Estimada colega:
Me informé por el propio Dr. Jung acerca del tema de la visita que proyecta hacerme. Ahora veo que yo tuve razón en algunos asuntos y me equivoqué en otros, para su desventaja. Deseo pedirle disculpas en la medida en que mi juicio fue erróneo...Le ruego que acepte la expresión de mi total simpatía por la manera digna con que usted supo dar cuenta del conflicto.
Años más tarde, Sabina recibe una carta de Freud (20 de Enero de 1913)
Mi relación con Jung, su héroe germánico, ha sido totalmente demolida. Su comportamiento fue demasiado ruin.
Esto es en Enero de 1913.
Sabina se casó con Paul Sheftel el 14 de Junio de 1912. Le había prometido a Freud entrar en análisis con él y se pasó todo el verano de su luna de miel (Julio-Agosto) dudando acerca de esa iniciativa. El 1 de Octubre de 1912 Freud le escribe a Sabina:
Habíamos convenido en que usted me haría saber antes del 1 de Octubre si todavía tenía intenciones de expulsar al tirano (Jung) psicoanalizándose conmigo. Hoy me gustaría añadir una o dos palabras acerca de esa decisión. Imagino que su marido, el hombre de quién cuenta usted tantas cosas agradables, también tiene derechos. Estos se verían muy menoscabados por un tratamiento a tan poco tiempo de su matrimonio. Dele una oportunidad. Permita a su esposo que primero intente ver qué tanto puede unirla a él y hacerla olvidar sus viejos sueños. Sólo el remanente de lo que su esposo no logre dilucidar pertenece propiamente al psicoanálisis. Mientras tanto, podría suceder que en su vida aparezca alguien más; alguien que tendrá más derechos que el hombre viejo y el nuevo juntos. En esta etapa, es mejor que el psicoanálisis ocupe una posición secundaria.
Esto es a fines de 1912. Pero, para tratar de entender algo acerca del lugar que Sabina ocupó entre Freud y Jung, volvamos atrás, a 1907 (28 de octubre). Jung le había escrito a Freud:
En verdad -y es preciso un gran esfuerzo para confesar esto- tengo por usted, como hombre y como estudioso, una admiración ilimitada, sin el menor rencor consciente. Por cierto no es aquí donde está el origen de mi complejo de autoconservación; pero sucede que la manera como yo lo venero tiene algo del carácter de un embelesamiento religioso. Esto, realmente, no me aflige, aunque lo considere repulsivo y ridículo, debido a su innegable fondo erótico. Este sentimiento abominable proviene del hecho de haber sido víctima en mi infancia, de un asalto sexual practicado por un hombre a quién adoraba. Este sentimiento, del cual aun no me he liberado por completo, me molesta sobremanera. Otra de sus manifestaciones es que hace absolutamente desagradables las relaciones con colegas que tienen una fuerte transferencia conmigo. Tengo, por lo tanto, miedo a su confianza y también tengo miedo a que usted reaccione de igual modo cuando le hable de mis sentimientos íntimos"
Jung no espera la respuesta de Freud y vuelve a escribir:
Por usted estoy sufriendo todas las agonías de un paciente en análisis, permitiendo que me torturen los más diversos miedos concebibles sobre las posibles consecuencias de mi confesión.
Dije antes que Sabina permaneció en Zürich desde 1904 hasta 1910. Dije, también, que Jung ayudó a Sabina a salir de la locura. Sabina se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zürich y se recibió de médica en 1910.
Los textos de Jung acerca del contenido de los delirios esquizofrénicos fueron prácticamente dictados por Sabina igual que los conceptos de ánima-ánimus. Esto es, la parte femenina que tenemos los hombres dentro y la parte masculina que tienen las mujeres dentro.
Es necesario recordar, aquí, que Freud tomó a Anna (23 años) en un análisis que duró desde 1918 hasta 1921 y que después retomó en 1924. También, que el título del primer texto leído en la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 31 de Mayo de 1922 por Anna Freud: "Fantasías de flagelación y ensueños diurnos" está estrechamente relacionado con el trabajo que Freud escribió basado en el material de Anna "Pegan a un niño"(1919).
Ginebra, 1920.
Vayamos, ahora a Ginebra, Suiza. 1920.
Sabina viene de Berlín, con su marido y su hija de 7 años. Ha estado huyendo de la guerra, del antisemitismo, en Munich, en Lausanna, en Chateau dOex.
Sabina tiene 35 años, ya ha publicado mucho sobre el sentimiento de vergüenza en los niños, sobre el Complejo de Edipo en la Infancia, el tiempo en la vida psíquica subliminal, la simbología animal y las fobias de los niños, etc. Presentó en el Congreso Internacional de Psicoanálisis de La Haya de 1920 su trabajo acerca de "La génesis de las palabras infantiles papá y mamá" artículo que Piaget citó posteriormente aun antes de ser publicado.
Eduard Claparede, que había fundado en 1912 el Instituto de Psicología Experimental y de Investigación del Desarrollo Infantil Jean Jacques Rousseau, la había invitado a dar un curso y a ocupar el lugar de su asistente.
También Piaget en 1920, a los 23 años, había sido invitado por Claparede a participar del Instituto Rousseau y había sido aceptado por la Sociedad Suiza de Psicoanálisis. Y, en el 21, todos los días durante ocho meses, salvo los domingos, a las ocho de la mañana, tenía su sesión de análisis con Sabina Spielrein.
Todo lo que decía de mí mismo me llenaba de interés. Era fascinante volver a encontrarme con mis complejos de infancia. Me interesó vivamente pero, con respecto al psicoanálisis como doctrina eso es otra cosa. Entonces, cuando mi analista descubrió que yo era impenetrable al psicoanálisis, que nunca me convencería, decidió que, mas valía, interrumpir. Ella detuvo el análisis". 1
Como decía, cuando se reúnen en Ginebra Piaget tenía 23 años. Sabina Spielrein tenía 35 años. Piaget acude a la cita con su doctorado en ciencias naturales en la Universidad de Neuchatel (1918). El título: "Introducción a la malacología valasiana". Pero, un año antes, en Zürich, por entonces la capital protestante del psicoanálisis, el también había asistido por un corto tiempo a Burghölzli, la clínica psiquiátrica de Bleuler y a los laboratorios de Lipps y Wreschner antes de partir a París para trabajar con Binet. Y es de una conferencia para educadores en París de donde surge su primer trabajo psicológico: "El psicoanálisis y sus relaciones con la psicología del niño" 2. Todo hace pensar que el psicoanálisis era un referente fundamental en los nacientes intereses de Piaget por la psicología del niño y que en Sabina Spielrein, además de una analista, encontró una excelente interlocutora intelectual. Malentendido. Equívoco o no, el caso es que el análisis tuvo lugar (una sesión diaria durante ocho meses era un tiempo adecuado para los tratamientos de la época) y que si no lo ayudó, tampoco impidió que Piaget llegara ser Piaget 3.
Pero de lo que aquí se trata no es de la relación de Piaget con el psicoanálisis desde el lugar subordinado (o rebelde y resistente) de paciente, sino de los interrogantes intelectuales que llevaron a ambos (Piaget y Spielrein) a confluir en dos puntos.
-Suponer que en los niños iban a encontrar las respuestas para el desafío que la construcción subjetiva de los adultos y el enigma con que la enfermedad mental interpelaba a Sabina Spielrein; para llegar a saber como se pasa de un estado de menor conocimiento a un estado de mayor conocimiento, en el caso de Piaget. Para el caso, ambos coincidieron en una afirmación inicial: el pensamiento simbólico (pre-consciente para Spielrein; autístico, para Piaget).
-El diseño de un dispositivo para que estas respuestas infantiles pudieran aparecer "espontáneamente", lo más lejos posible de los prejuicios adultomórficos. El método clínico de Piaget y el juego y la asociación libre que, en el caso de Sabina Spielrein, estaba fuertemente influida por Jung.
Sabina se familiarizó con las investigaciones de la escuela de Zürich en un período en que Piaget estaba en la historia natural con los gorriones albinos, y la malacología. Se dedicó, fundamentalmente, a estudiar los conceptos de tiempo, espacio y causalidad y por eso no le hizo falta esperar a Piaget: "hace mucho tiempo ya que se venía diciendo que las nociones de espacio, tiempo y causalidad no son categorías kantianas a priori, sino conceptos adquiridos a posteriori en el curso del desarrollo individual". Es más, algunas observaciones de Sabina sobre la construcción del concepto de tiempo se refieren al momento en que Renata tenía dos años (quiere decir que son de 1915).4
El desenlace posterior, la enorme importancia que adquirió la obra de Piaget y el silencio que hasta ahora cubrió la producción de Sabina Spielrein 5, supone en los inicios una relación asimétrica que no fue tal o que, si la hubo, fue comparativamente ventajosa para Sabina Spielrein.
Esos años (el inicio de la década del 20) fueron tremendamente significativos para Piaget y para Spielrein. No solo porqué Ginebra era, entonces, el punto de articulación entre Viena, Zürich y París, sino porqué allí confluyeron, en estado naciente, el psicoanálisis, la lingüística y la psicología genética6.
Sabina Spielrein impartió el curso para el que fue convocada en el Instituto Rousseau y, más aun, invitó a los asistentes a " someterse" a un análisis con ella. Es así que, durante ese período, tuvo en análisis al propio Claparede, a Jean Piaget, a Charles Bally editor de la escuela de lingüística de Ginebra, a Raymond de Saussure con quién trabajó en cuestiones de gramática estructural y su relación con las formas del pensamiento preconsciente, a Pierre Bovet y a Charles Odier (que fuera después enviado en misión colonizadora a París para instalar allí el psicoanálisis).
Piaget, por su parte, solo tuvo un paciente en análisis y por breve tiempo. Un estudiante del Instituto Rousseau, en 1924. Durante los años que Sabina permaneció en Ginebra asistió a los cursos que impartió Piaget.
Berlín, 1922. VII Congreso Internacional de Psicoanálisis. Es Piaget quién lee su trabajo "El pensamiento simbólico y el pensamiento del niño", es el Freud del "Mas allá del principio del placer" el que esta a su lado, es Sabina Spielrein (analista de Piaget, discípula de Freud) la que está sentada, entre el público, delante de él.
Recuerdo la ansiedad que sentí frente a esa gran audiencia. Freud estaba sentado a mi derecha en un sillón fumando puros, mientras yo me dirigía al público. Pero ellos no me miraban. Era yo quién hablaba pero la gente sólo miraba a Freud como intentando descubrir de un modo u otro si el maestro estaba satisfecho o no con lo que yo decía. Cuando Freud sonreía, todo el auditorio sonreía. Si parecía serio, entonces todos permanecían serios". 7
Freud tenía 66 años. Piaget, solo 26. Un abismo de 40 años separaba y unía a aquellos dos gigantes sin cuyo nombre sería imposible escribir la historia de la psicología 8.
Pese a la intensa vida intelectual y académica desarrollada en Ginebra, Freud insiste y Abraham, finalmente la convence de que es necesaria en Berlín. Y allí va.
Berlín 1923.
Moscú, 1924.
Noviembre de 1929.
Muere la mamá de Paul Scheftel en Berlín. Al regreso, los pasaportes quedan en manos de la KGB, y ya no pueden salir de la Unión Soviética. Comienza la represión stalinista. Esos años son trágicos. Arrestan a su hermano Isaak, desaparecen Jean y Emile, en 1938 muere el padre y el marido después de una prolongada enfermedad.
En 1936 Kamenev y Zinoviev son juzgados por traición a la patria y ejecutados. En 1936 prohiben el psicoanálisis. A comienzos de la década del 30, con sus dos hijas se muda a Rostov, su ciudad natal. Vive en la finca de la familia hasta que es desalojada y se instala en el cobertizo de la casa. Ejerce como médica en la Oficina para la Defensa de la Patria. El último trabajo publicado que se le conoce (se supone que otros han desaparecido) lleva por título: "El análisis de los dibujos realizados por niños con los ojos abiertos y con los ojos cerrados".
Ante el avance del ejército alemán al mando del Mariscal Reichenau, huye a pie con sus hijas a las afueras de Rostov. Llega y pide alojamiento a una familia de campesinos rusos que fueron pacientes de ella. Cuando los alemanes las alcanzan, la familia que las albergó, las denuncian y, junto a otras judías, las llevan a la sinagoga de Rostov. En una zanja frente a la sinagoga pasa dos días y dos noches desnudas, casi enterradas en la nieve y son fusiladas (por soldados de la Wermacht a las órdenes del Capitán Fritz Neumann, no por SS de la Gestapo tal cual pude corroborar personalmente en Munich por documentos que recién hace dos años salieron a la luz) el 25 de Noviembre de 1941. Sabina había cumplido pocos días antes sus 56 años. Renata, tenía 28 años. Eva apenas 17 años.
Sabina Spielrein, en su diario, noviembre de 1911
Desafío, porque en la vida he de realizar algo noble y grande. Yo no estoy hecha para lo cotidiano. Para mi se trata de una lucha a vida o muerte.
Ningún dolor me es demasiado insufrible y ningún sacrificio demasiado grande como para impedirme cumplir con mi destino sagrado.
Spielrein. "Juego limpio".