Renoir
Dr. Benito
Mario Guerstein
bubi@terranet.com.ar
Dedicado a Cecilia Guerstein y para sus catorce años. Se ha interesado mucho en estos escritos. No hay duda que entonces salieron mejor que si los hubiera producido en soledad. Cecilia se lo merece.
¡Luz! ¡Color! ¡Alegría! ¡Movimiento! ¡Eso es la pintura de Renoir! Nadie podría suponer que ese viejecito, encorvado en su silla de ruedas y con los pinceles atados a sus manos, minado por el reumatismo en los años finales de su vida, pudiera dejar tanta belleza en sus pinturas.
Nacido en Limoges en 1841, Augusto Renoir mostró afición por la pintura desde niño, ya en París desde los cuatro años de edad, dedicándose a decorar porcelanas y después abanicos, telas de confección y vestidos. Ingresó a la Academia Gleyre, donde conoció a Bazille, a Monet y a Sisley, que junto a Pissarro, Degas, Cézanne y Berta Morisot, formaría el grupo de los Impresionistas. La presentación de éstos fue rechazada en sus comienzos por los Académicos, como suele ocurrir siempre con las ideas renovadoras y revolucionarias.
Son obras maestras de la pintura universal las producidas por Renoir entre 1864 y 1887. En exteriores, en contacto con lo natural de las multitudes, son inmortales "El molino de la Galette", "La Grenouillére" y su réplica, "Los grandes bulevares", "Plaza Pigalle", "El almuerzo de los sombreros de paja". Nadie había captado las multitudes en movimiento y las había trasladado al lienzo, hasta entonces. Inmortales de ese período son los paisajes de exteriores como "El bote", "Los rosales de Worgemont" y "El bosque de la Charige de Moirmoutier". Renoir fue el pintor de las flores: "Jarro de flores" y otros "Jarro de flores". Fue un pintor costumbrista: "El baile en Boujival", "El baile en el campo" y "El baile en la ciudad"; "La taberna de la mère Anthony", "El concierto", "El palco", "En el césped", "Joven en la ventana", "La salida del conservatorio", "El fin del almuerzo", "La taza de chocolate", "Las pescadoras de mejillones en Berneval", "En el jardín", "Los paraguas", "La madre y el niño" de 1885 y repetido en 1918, "Rubia peinándose", "Jóvenes tocando el piano", Joven leyendo". Renoir fue un excelente retratista, habiendo sido requerido sus servicios muchas veces. Pintó a Ricardo Wagner. Uno de sus aurretratos más conocidos es el que data de 1897.
Los desnudos femeninos de Renoir constituyen un capítulo aparte, ya que con ellos se diferenció de los demás pintores del grupo impresionista mencionado, que fueron preferentemente paisajistas. Los desnudos castos, inspirados al principio en la técnica de Tiziano, Watteau, Rubens e Ingres, tomaron vuelo propio hasta hacerse inconfundibles de Renoir, con su luz, con su color, con sus reflejos, con su alegría, con su movimiento y con su entorno: candidez, dulzura, redondez sana y gracia.
Después de los sesenta años y a partir de 1901, Renoir se radicó por su salud en la Provenza, en un paraíso que se llama Cagnes-sur-Mer, en el sur de Francia, en el Mediodía francés, entre la Costa Azul y la montaña. Allí, rodeado por su esposa, Aline Charigot, y por sus hijos, y a pesar de su progresiva enfermedad invalidante, continuó pintando con entusiasmo y con alegría de vivir, y su pintura no deja traslucir sus dolores físicos. Así, entre otras obras, tenemos de 1901, "Vista de Cannet"; del 2, "El ramo de
rosas"; del 4, "Coco jugando"; del 5, "Coco escribiendo"; del 6, "Frivolidad"; del 8, "Gabriela zurciendo" y "El madroño"; del 9, "Mujer peinándose", La bañista herida" y "El jardín de las rosas"; del 10, "Anémonas en un jarro de Delft", "Gabriela con collar verde" y uno de sus autorretratos; del 11, "Gabriela de sombrero", "Gabriela de la rosa" y "Pastor en reposo"; del 12, "La lavanderas", "El juicio de París" y "Bañista"; del l3, "Mujer secándose los pies" y "Mujer sentada en el suelo"; del 14, "Cabeza azul" y "Mujer morena"; del 16, "Mujer en blanco leyendo" y "Retrato de Monsieur Gangnat"; del 17, "La mujer del ramo" y "Mujer recostada"; del 18, "La madre y el niño" y "Las bañistas"; del 19, "La guitarrera". Renoir murió el 3 de diciembre del 1919.
Es importante señalar que Ronoir y su pintura representan una estación de unión, un eslabón indispensable entre el arte anterior a él, especialmente de Rubens, y lo que vino inmediatamente después con el grupo de los fauves, encabezados por Matisse, y con las diferentes corrientes del Siglo XX.
Renoir dijo de sí mismo, siendo un adolescente, cuando se le preguntó, desaprobándole, si se divertía pintando: - "Claro que sí, y si no me divirtiese, créame que no pintaría".
Renoir escribió hacia el final de su vida: "A mí me agradan las pinturas que me hacen desear pasearme por dentro de ellas cuando se representan paisajes; acariciarlas, si representan mujeres".