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Curso Virtual:
Educación para el envejecimiento

Relato de una experiencia

Margarita Tresarrieu Pazzi
76 años .Ama de casa
Ramos Mejía-Buenos Aires. Argentina.

Respondo al requerimiento contenido en el punto 1 del mensaje de octubre, en mi simple condición de adulta mayor.

Me limito a este único punto porque no soy ni docente, ni profesional, ni auxiliar en ninguna de las ramas que tienen relación con la gerontología.

Tampoco me indujo a participar de este curso tan novedoso el obtener certificado alguno. Yo soy solo en este caso el "sujeto" de los estudios que personas con la capacidad necesaria y espíritualtruísta como he podido advertir a través de los mensajes leídos en las listas CVEPE, intentan profundizar para cambiar la mirada actual sobre nosotros, los viejos.

Sin más y alentándolos a seguir en camino iniciado los saludo cordialmente y expongo mis puntos de vista acerca de esta valiosa experiencia.

Experiencia interesante ésta de educarse para el envejecimiento, luego de haberse educado ( y des- educado) durante años y años para transitar la vida. Nunca hay un punto final para seguir aprendiendo. Solo el destino tiene el derecho de colocar ese punto y aún ese mismo instante sería una forma más de aprendizaje. Porque, qué es la vida más que un continuo aprender?. Cuántas veces se dice: Si pudiera volver atrás haría tal o cual cosa?. Porque toda experiencia, aunque mínima es una forma de aprendi zaje. Aprender a vivir , aprender a envejecer, aprender a morir. Estas son las principales intenciones del Curso, según me parece, junto a la de ayudar a lograr una mejor calidad de vida según las posibilidades de que cada uno disponga. Rescato de la Clase 1 que "no es bueno matar el tiempo porque el tiempo está para vivirlo" Y agrego: cada uno a su manera. Que cada uno utilice su tiempo como más le plazca. El libre albedrío! Eso es lo que yo veo que se les rapiña a los viejos.Hijos, nietos, sobrinos, etc deciden y resuelven por ellos a veces compulsivamente y hasta con amenazas veladas disfrazadas de buenas intenciones. Y hay viejos que aunque lúcidos, pensantes , se dejan llevar por comodidad, por inercia, por temor a equivocarse, por no contradecir.

Dice Viguera en la Clase 2 "vivimos en un tiempo en el que necesariamente debemos incluir lo azaroso, lo contingente, lo incierto". Efectivamente y agravado porque vivimos en un país ezquisofrénico en el que cualquier intento de ordenar nuestras vidas según las reglas elementales de una moderada convivencia socioeconómica es una misión imposible. Si esto es válido para quienes por razones etarias tienen que lucharla día a día a brazo partido ( y normalmente perdiendo, salvo contadísimos sectores de privilegio) cuánto más lo será para quienes tenemos que mirar el partido desde la tribuna.

Las Clases 3 , 4 y 5 hablan de la utilidad de aprender a envejecer para aceptar racionalmente los cambio biológicos que van sucediéndose y juxtaponiéndose a lo largo del proceso. y explica que no hay una única forma de hacerlo. Es evidente que no envejecerá igual quien ha padecido carencias y/o maltratos que quien ha transcurrido una vida plácida y confortable. Aunque la Genética efectivamente marca con su reloj a cada uno, el cómo se ha vivido- por elección o por azar- deja su marca. No obstante, cuando el reloj lo indique, la democrática muerte pone a todos en un pie de igualdad.

Las Clases 6 y 7 tocan hondo, sobretodo en la vivencia de pérdidas.

Ese es el verdadero drama; la soledad que van ocasionando las pérdidas. Familiares, amigos, seres entrañables con los cuales ya no podemos dialogar, compartir, discutir, pelear. Contemporaneos que se van antes, que se llevan un pedazo nuestro, que nos dejan con las manos llenas de afectoos que ya no podremos compartir. Son nuestro espejo. Nos muestran que ahí estamos nomas, en la gatera, esperando la orden de largada.

Las otras pérdidas son relativas; una actividad mecánica exigente se compensa con otra más tranquila; una vida social activa ,con placeres infinitos que puede dar la lectura o un hobby que andaba por allí medio olvidado. El dinero es efectivamente muy impor tante para lograr cierta calidad de vida, pero no olvidemos que hay gente que es feliz con muy poco y otra para quienes nada es suficiente.

Y llegamos a los infaltables prejuicios (Clase 8).El que esté exento de ser o haber sido prejuicioso; el que nunca haya discriminado a nadie, que arroje la primeara piedra.

No seré yo, seguramente.Fui criada como cualquier chica de clase media porteña en medio detoda clase de prejuicios y discriminaciones; tantos que enumerarlos llevaría varios renglones. Por supuesto en la lista no estaban los viejos; se los consideraba, se los respetaba y hasta se los temía. Que ahora ya no es así? Y bueno. Está en cada uno de nosotros darnos del lugar que nos corresponde y si no nos entienden, nos discriminan, nos marginan, tenga mos confianza en que emprendimientos como éste que nos convoca y el número cada vez mayor de ancianos en la sociedad ( el número se impone) vayan trazando un camino y ue de a poco las mentes jóvenes vayan dejando atrás pensamientos viejos y se acostumbren a convivir con nosotros como nosotros nos acostumbramos a tantos y vertiginisos cambios sociales en la segunda mitad del siglo pasado.

Qué pasa con los miedos.Clase 9) Buena pregunta, difícil respuesta.

Viguera enumera ansiedad, angustia, miedo, fobia, depresión. Yo me pregunto: solamente a los viejos nos afecta? No atañen a todas las edades? Yo soy ansiosa desde que tengo uso de razón,bastante fóbica, miedosa, siempre me rodeó lo que yo llamo una "angustia existencial"; depresión, si la tengo no la registro como tal.

Pero no es de ahora, todo ellos forma parte de mi bagage personal. Habla luego de aburrimiento y rutina. Al primero no lo conozco. En cuanto a la segunda, toda la vida es una rutina. Desde tomar el pecho cada tres horas, a levantarse e ir a la escuela, el trabajo, la profesión, el matrimonio, el cuidado de la casa, la atención de la salud, de la familia, todo es rutina. Lo que la hace tolerable y hasta la revierte no está afuera; está dentro de cada uno, joven o viejo. Depende de por qué y para qué ejercita esa rutina y si eso lo gratifica. Habla luego del miedo a la muerte; ya expuse mi posición. La muerte la vivimos permanentemente cada vez que perdemos algo querido. Tal vez la propia llegue más en silencio y sea menos angustiante. En cuanto a que se ocupa buena parte de nuestros dias en cuidados médicos, pensemos que en todo caso es un tributo y un homenaje a quienes tanto se esfuerzan por mantenernos vivos. Millones y millones de dólares invertidos en todo el mundo en tecnología, investigaciones, laboratorios, bien merece de nuestra parte la gentileza de hacerles creer a los responsables que mejoran y prolongan nuestra existencia, manteniéndonos sanitos. Pobres; mientras el cuerpo aguante, démosle esa pequeña satisfacción.

La Clase 10 vuelve sobre las pérdidas y está bien que así sea, porque a mi juicio es lo más difícil de sobrellevar. Para ello creo que es importante contar en el momento necesario con la ayuda de profesionales en el tema, ya sea en reuniones grupales o personales.

Gente especializada para ayudar en situaciones límite, es imprescindible.

Espero que dado el crecimiento de la población de AM –que tarde o temprano requerirá ayuda- sea ésta una especialidad en crecimiento, tanto en cantidad como en calidad.

Esa linda palabrita de 30 letras (PNI)- Clase 11- compendia todo lo que conforma el organismo humano. Algunas cosas me resultan comprensibles por haber travesado situaciones que condujeron a diálogos muy enriquecedores con algunos profesionales.

El resumen que hace Viguera en los dos renglones del anteúltimo párrafo es para recordar cada vez que nos acometa un estado de enfermedad.

El auto-cuidado y la preservación de la autonomía (Clase 12) van de la mano.

Cuando el cuerpo se torna dependiente es difícil mantenerse libre de la intromisión ajena .

Y si la mente se mantiene lúcida, pienso que el sufrimiento moral debe ser aún mayor.

Por eso es muy imporante que concienticen a la gente sobre la necesidad de prepararse con mucha anticipación para llegar a la vejez en el mejor estado posible.

Convivir con uno mismo yo lo interpreto como la profundización del autoconocimiento. Esto es también un arma de doble filo. Puede conducir tanto al buen envejecer como a la reavivación de frustraciones que contribuirían a empeorar la calidad de vida. "Si quieres ser feliz como tu dices, no analices, muchacha no analices" . Me parece que la instrospección no es para todos en cualquier momento. Creo que debe ser guiada cuidadosamente –insisto- por profesionales. Respetar la capacidad de elección. Es feliz cuidando los nietos? Pues hágalo.Le gusta sacar la silla a la calle y hablar con los vecinos? Adelante. Jugar a las bochas? Al truco? Pasear el perro? Todo es válido mientras sea lo que quiere hacer. Pero ¡haga algo!

Como dice Viguera "vivir en lugar de ver pasar la vida" Cada cual a su manera. No confunda mos mantenerse activos ni actividad creativa con actividad programada para sacarse al viejo de encima.

En la Clase 13 Viguera desarrrolla seis formas de mantener la identidad y fortalecer la auto-estima: la reminiscencia, que no es la nostalgia.( La nostalgia entristece;) rememorar hechos pasados con alguien con quien los hayamos compartido, a mi me gratifica y me hace bien. El estado de salud: de esto somos responsables solo en parte y no siempre desearlo hace que podamos lograrlo plenamente. El duelar convenientemente las pérdidas: repito lo que ya expresé. Creo que meterse para adentro, encapsularse creyendo que uno sale solo no sirve.El desaprender los prejuicios: esto es tan importante como aprender a desentenderse de los prejuicios de los otros hacia uno. La actividad, sentirse válidos e integrados en la sociedad: aquí sí que puede decirse que, en la medida de las posibiklidades físicas, económicas, intelectuales, etc. siempre habrá un lugar en el que podamos sentirnos cómodos, siempre que lo hayamos elegido libremente. El conocer los miedos y manejarlos convenientemente: es tal vez lo más importante aunque no fácil de lograr.

Finalmente, la Clase 14 encara un tema poco tratado hasta ahora y real mente complicado. Una vez más cabe remitirse a las situaciones personales. No es lo mismo llegar a la vejez acompañado y sostenido por el amor o el cariño de una pareja, que enfrentarla tal vez después de muchos años de soledad, porque no se la tuvo o se la ha perdido. No es lo mismo seguir el largo camino de a dos, compinches en las buenas y en las malas que transitarlo en soledad aunque se esté rodeado de gente. El amor de pareja, si realmente existió, podrá asumir distintas formas a través de los años, se "registrará" de diferentes maneras pero es una bendición haberlo disfrutado y seguir disfrutándolo. Comenzar una relación nueva siendo "grandes" no me parece tarea fácil. Se deben mezclar celos, intereses económicos, temores a la nueva experiencia, imposibilidad de despojarse del pasado de ambos, recuedos recurrentes, etc. No creo que el amor en la vejez surja espontaneo e irrefenable como en la juventud o aún en la segunda etapa de la vida.

Pienso que más que en amor o sexualidad, lo que se busca en la vejez es unir dos soledades y si ello sucede- con mayor o menor sexualidad o genitalidad- en buenahora sea.

Termino con algo que leí hace poco: "Los hombres no son iguales, ni piensan igual ni quieren ser igualados, ni masificados, ni etiquetados. Cada uno goza de distinta manera"

Margarita Tresarrieu Pazzi

76 años

Ama de casa

Ramos Mejía-Buenos Aires


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