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Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas
Investigaciones teórico conceptuales
No me animo a pelar y que no salga
Verónica Kamlacz
verolkamlacz@gmail.com
‘Soy lo suficientemente feo y lo
suficientemente bajo como para
triunfar por mí mismo’
(Woody Allen)
“Mientras miraba los dibujitos con mi hermano, cayeron los barderos…me dio cagazo que me pasen a buscar, me quería quedar en mi casa. Fuimos por el barrio y en un momento tiramos una botella con pis. Todos mearon adentro. A mí me hubiese gustado hacerlo, pero me daba tanto cagazo de que se rían y me maltraten, que no lo hice…No me animé a pelar y que no me salga.” El lugar de espectador, mirando como el otro hace y se anima, es uno de los lugares en los que se acomoda Iván. Como la vez en la que se quedó en el auto, mirando por la ventanilla cómo el hermano robaba un juguete de la juguetería “…una vez más me quedé mirando y con miedo por mi hermano, pero me acuerdo la excitación que me daba.” Lacan afirma que para que haya hazaña hace falta al menos tres, “Lo que trata de obtener en la hazaña el obsesivo es precisamente el permiso del Otro…hay en la hazaña del obsesivo algo que permanece siempre ficticio.” En el caso del paciente, el Otro es el que le da mandatos, lo dirige y empuja, lo impotentiza en algunas ocasiones.
Iván llega a la consulta en Noviembre del 2018, con 38 años de edad y años de terapia encima. Casado, padre de dos hijos y director de cine, trae una queja “no sé cómo salir de la situación, las cosas se me caen.” Dicha queja se relaciona con su dificultad en la toma de decisiones, la manera en que posterga, duda y no arriesga. Dice estar inhibido en la escritura, inhibido en la búsqueda laboral, inhibición que también aparece en su casa junto a su mujer y sus hijos. La manera que tiene el paciente de explicar por qué no puede avanzar en la vida, es diciendo que él es un mediocre, que no tiene los recursos suficientes para animarse, que nunca nadie lo habilitó y que siempre habrá gente mejor que él, que si logrará eso que el no pudo. Estas justificaciones yoicas no hacen más que instalarlo en ese lugar en el que esta cómodo hace tiempo, el lugar de la imposibilidad. En relación a esto, Lutereau en uno de sus textos afirma lo siguiente “Los fantasmas del sujeto obsesivo no suelen ser ejecutados, se cierne esa posición fantasmática ante el deseo, que es el aplastamiento. No se trata de empujar al obsesivo en la realización de su deseo, que deje de postergar, sino que advierta que su sostén radica en su condición de imposible.”
Algo de eso es lo que se puede observar en Iván, por ejemplo, tomando como referencia su relación con la escritura. Al estilo del escritor frustrado de las películas de Woody Allen, lo que lo sostiene en ese vínculo con el cine y su lugar de guionista, es justamente que no puede lograrlo, no puede consagrarse como tal, trata de intentarlo, pero siempre está en el mismo lugar. En varias oportunidades ha dicho “desde que empecé a estudiar siempre me imaginé triunfando en el festival de Cannes…solo en mis fantasías puedo ser el héroe de la historia…yo en el fondo sé que soy una promesa.”
Podríamos pensar que en el paciente el no arriesgar también le permite sostener esa fantasía de ser el que triunfa, no vaya a ser cosa que no pueda confirmar en la realidad que no cumple con la promesa.
En uno de los encuentros, narra escenas de su infancia en las que vemos que este tipo de fantasías ya estaban presentes: “En la escuela yo miraba y admiraba a los que si se habilitaban, yo no tenía opinión, como que me borraba, pero fantaseaba que podía ser mejor que ellos. Me imaginaba que jugaba al tenis con los más capos y les ganaba.”Otra vez lo vemos triunfando en sus fantasías, pero ubicándose en la realidad como espectador de los otros. Lacan en el Seminario 6 afirma que el fantasma es el “soporte y el índice de cierta posición del sujeto con el deseo. Al comienzo la imagen del otro es lo que constituye el soporte del sujeto, luego viene esa estructura más compleja que se denomina fantasma.” A lo largo de varios encuentros, Iván traía siempre a colación imágenes del padre. Al mismo lo describía como alguien débil, sin recursos para interactuar con los otros, siempre ubicándose en un lugar inferior al del resto. Esta debilidad la mostraba en el afuera, dentro de la casa era un ser autoritario, mandón y rígido. Al hablar de su padre, se fue dando cuenta que el mucho no distaba de estas características, que se había identificado fuertemente a este padre. Darse cuenta de esto le trajo mucha angustia, en el punto en el que siempre criticó esta forma de ser, y se daba cuenta que el replicaba, a su forma, este modo…”ser el pobrecito”. Débil, pobrecito, mediocre, el enfermo, el chiquito y tímido, son las formas en que Iván se nombra, formas que nos acercan a poder ver algo de la estructura de su fantasma. Al traer recuerdos de su infancia, en relación a su familia, por ejemplo, pudimos ir viendo que el “no poder hacer porque las cosas se me caen” guarda alguna relación con el lugar que ocupaba en su casa, en especial para su madre, que debía asistirlo en casi todo. “De chico me enfermaba y necesitaba que me cuiden, con mi vieja lo hacía, ella me llevaba a todos los médicos y así faltaba a la escuela…el pensar que estaba enfermo, eso me distinguía. Sentía que tenía que crear el estar enfermo para tener un lugar para mi vieja.”
Con el paciente fuimos trabajando en relación a sus síntomas y este camino nos fue llevando a poder hablar acerca de la posición en la que él está en la vida y a su forma que tiene de vincularse. Yendo un poco más lejos, enseguida aparecieron escenas e imágenes asociadas a esto que lo mostraban en una posición similar desde tiempos lejanos. A su vez, el lugar del pobrecito, vimos que está asociado con la necesidad de que el otro lo sostenga, lo cuide, que sea el que haga y ‘pele’ mientras el mira, por lo cual se le dificulta mucho a la hora de tener que vérselas solo, ya sea presentándose en algún trabajo o escribiendo alguna historia: “Cuando tengo que hablar de mi o desde mí, ahí se me dificulta mucho”, dijo en reiteradas ocasiones. Miller en uno de sus textos, trae una cita de Freud en la que afirma que “el fantasma es el que determina al síntoma.” Tomando esta cita y pensando en el caso, se puede pensar que hay una estrecha relación entre síntoma y fantasma, la forma en la que se nombra el paciente, que a su vez desde ese lugar es desde el que se relaciona con los otros, sirve de sostén para la construcción de estos síntomas que el paciente trae.
En relación al síntoma y tomando la frase de su recuerdo infantil y con la cual titulé el escrito “No me animé a pelar y que no me salga”, se puede pensar que esa frase sigue teniendo vigencia, pero en esta vuelta, relacionado con su vocación. El paciente la toma y la actualiza en su síntoma “…no me animo a escribir, a mostrar una producción propia, las cosas siempre se me caen”. Vemos que el retener, la orina en el pasado y las ideas en la actualidad, está presente en ambas escenas, al igual que la dificultad de poder perder algo. En una sesión, el paciente trae a colación algo en lo que se quedó pensando en relación a cómo le cuesta “pelar y poner”. Por un lado, lo asoció con lo sexual y a su dificultad para mantener una relación sexual prolongada en el tiempo. Por el otro, lo relacionó con el querer y no poder escribir y dice “…justamente eso es lo que me excita, yo me excito con mis propias ideas. Siento que guardo una perla que no quiero perder, no quiero que se diluya”. Luego de dicha confesión, ofrece traerme un pedacito de un guión que estaba escribiendo hace tiempo. Vemos como la excitación está en el retener, el goce está en el fantaseo constante, a su vez que el temor a la pérdida de un goce tal, a que se le diluya esa perla, también juega su papel allí. Entonces, actualmente me encuentro con la pregunta acerca de cómo hacer para remover algo de ese goce, que se encuentra en el síntoma y en su posición fantasmatica también. Tengo la hipótesis que debe instalarse la posibilidad de poder perder algo, ceder de a poco, para no quedar atrapado entre las únicas opciones que se le arman: entregar su perla integra y triunfar en Cannes o la inhibición en la que esta hace tiempo.
Veronica Kamlacz
Diciembre del 2019Bibliografía
- Miller, J.A.: Dos dimensiones clínicas: síntoma y fantasma (1983). Buenos Aires: Ediciones Manantial.
- Lacan, J.: Seminario 6: El deseo y su interpretación. Cap 24: “La dialéctica del deseo en el neurótico”.
- Luterau, L.: “Clínica de la neurosis obsesiva. Posición subjetiva y dirección de la cura” (Revista universitaria de psicoanálisis, 2016).