PsicoMundo Argentina - Canal informativo

Mujer..., lo femenino?

Dolores Leonor Oliva

"Quien te enseñó que estabas desnudo?, Has comido del árbol que yo te mande no comieses? ". Y el hombre respondió: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y yo comí".

El argumento del hombre encuentra como única razón del haber comido la acción de su compañera, el hecho de que ella se lo ofrece.

Comió por que su compañera le ofreció comer. Conoció por que la mujer le enseñó. ...Alicia Fernández, "La sexualidad atrapada de la señorita maestra".

Desde mi lugar en la educación, he podido detectar una inclusión diferente de la mujer, con respecto al hombre, marcada por la cultura, lo cual determina características distintas de la mujer y el hombre y posibilidades diferentes de acceso a dicha cultura. Esto abre un interrogante y por lo tanto es una "tentación" a buscar respuestas mas allá de lo social y cultural, llevándome a indagar en los procesos psíquicos del ser hombre ó del ser mujer.

En el artículo "Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos", Freud describe la actitud de la niña en los siguientes términos: "Respecto a la pequeña, las cosas suceden de otro modo. De entrada ha juzgado y decidido. Ha visto eso y quiere tenerlo".

Reproduzco íntegramente el párrafo que sigue al que acabo de citar y en torno al cual pretendo centrarme. "...Aquí es donde se entronca lo que se ha dado en llamar el complejo de masculinidad de la mujer, complejo que puede acarrearle grandes dificultades en su desarrollo normal, si no logra superarlo rápidamente.

La esperanza de obtener algún día, a pesar de todo, un pene y llegar de este modo, a ser semejante a los hombres, puede perdurar hasta una etapa increíblemente tardía y convertirse así en motivo de actos extravagantes, que resultarían incomprensibles. Si dicha esperanza no se desarrolla, entonces, hace su aparición el proceso al cual calificaremos de negación, no es extraño ni tampoco resulta demasiado peligroso para la vida mental de la niña pequeña pero, en los adultos, acarrearía una psicosis. La niña se niega a aceptar el hecho de su castración y se empeña en asegurar que posee un pene, viéndose de este modo obligada a comportarse como si en realidad fuera un hombre".

El demostrativo eso que figura al principio de este trabajo sustituye, sin duda alguna al pene. Dicha sustitución da entender que se trata de este órgano, evidentemente pero en la medida en que ocupa, u ocupaba, el pensamiento de la niña. Ante la percepción de sus genitales diferentes la niña juzga con ligereza de que ella está hecha de manera diferente ó que no lo tiene. La prisa descrita por Freud en la medida en que se entronca con lo que él denomina complejo de masculinidad, nos estaría indicando que nos encontramos ante un mecanismo de negación, debido a un temor particularmente intenso a la castración.

La convicción de que ella no lo tiene, significa exclusivamente que no lo tiene de forma visible.

El pensamiento de que ella lo es, es decir que lo tiene, no queda restringido en absoluto a causa de dicha convicción que hace referencia al testimonio de la percepción en la medida en que esta última demuestra que no hay nada de nada.

El término querer tenerlo, al que alude Freud ó la envidia del pene, anhelos inconcientes reprimidos, que ninguna observación es capaz de corregir, y cuya intensidad resulta ser equivalente a la complacencia conque la analizada se obstina en afirmar su feminidad.

¿Cuales son las destacadas formas que revisten estos anhelos?

"La esperanza -escribe Freud, ó de obtener algún día, a pesar de todo, un pene y llegar de este modo, a ser semejante a los hombres, puede perdurar hasta una etapa increíblemente tardía y convertirse así en motivo de actos extravagantes que resultarían incomprensibles".

Pero hay un doble alcance de la fantasía, ó de la esperanza fantasmática, que equivale a una proyección del falo sobre una parte del propio cuerpo (por ejemplo el clítoris), y por otro, constituye un seguro contra la amenaza de castración que conlleva esta misma proyección. Lo mismo ocurre con la otra forma del complejo de masculinidad, la de la negación. "Si dicha esperanza no se desarrolla -escribe Freud- entonces hace su aparición el proceso al que calificamos de negación, no es extraño ni tampoco resulta demasiado peligroso para la vida mental de la niña pequeña pero, en los adultos, acarrearía la psicosis. La niña se niega aceptar el hecho de su castración y se empeña en asegurar que posee un pene viéndose de este modo obligada a comportarse como si en realidad fuera un hombre".

El falo como ordenador instaura por una parte un ser y por la otra un tener, que dan realidad a los sujetos que se ubican de cada lado.

El lado del ser corresponde a la feminidad como Freud la caracteriza cuando afirma que una mujer suplanta, con la vanidad del cuerpo, la herida narcisista de su privación.

Como obstáculo y realiza las relaciones que han de significarse, pues entiende que "lo irreal se define por articularse a lo real de un modo que se nos escapa, y es precisamente por ello que necesita que su representación sea mítica" (Lacan, Jacques). "Al falo se resume el punto del mito en que lo sexual está implicado en la pasión del significante".

En tanto hay deseo, lo real sexual está radicalmente perdido, cuando la demanda se encuentra con una demanda y el deseo se perfila, la comedia puede ser la respuesta. Una máscara interviene, el cuerpo de la mujer como siendo el falo. La mascarada de la mujer pone al hombre a salvaguarda del horror y hace que ella devenga amable. El drama es que hay un solo significante, el falo, para los dos sexos, no hay significante macho y hembra.

El deseo se reducirá a la demanda de amor, se aman ideales, la mujer que lo es y el hombre que lo tiene. La comedia se desvanece con la cópula. El falo como significante de la falta se manifiesta cuando el pene cae.

"En la mascarada la mujer rechaza una parte esencial de la feminidad", este rechazo por falta de un significante que le sea propio es más bien la imposibilidad de significarse esa parte esencial. Pretenderá ser amada por lo que no es. Pero acaso sabe lo que es?

El significante de su deseo lo encontrará en el cuerpo de aquel a quien se dirige su demanda de amor; el pene, que toma valor de fetiche.

La mujer está privada por que falta en su cuerpo algo que encarne el significante fálico como tal. Amando da lo que no tiene desde la privación (privación: "La falta de que se trata no es una falta real, es una premisa que dice que debe haber algo que, por su ausencia, produce un agujero en lo real. La falta es de orden simbólico. El agente es primero la madre y luego por transferencia el padre. El agente es imaginario pero la verdadera razón es el orden simbólico mismo pero mantiene el ideal fálico").

En cuanto a la represión del deseo será menor que en el hombre por que ella encuentra el significante de su deseo en el pene. El deseo de la mujer quedará cautivado encarnado en el pene.

En cuanto al amor el hombre está castrado (castración: "El objeto que falta es imaginario, lo que esta falta deja como consecuencia es la deuda simbólica, lo que el sujeto adeuda la ley en tanto esta lo constituye como sujeto"). Lo que quiere decir que ha perdido el narcisismo fálico, cuando ama da lo que no tiene: el ideal narcisístico que transfiere a la mujer.

La demanda de amor del hombre obtiene su respuesta del hecho de que la mujer da lo que no tiene. Pero no encuentra en ella el significante de su deseo. La represión será mayor, por que lo que se reprime es una falta. Su deseo transcurrirá metonímicamente en busca del significante del deseo, ahí donde no estuvo nunca (en el cuerpo de la virgen ó de la prostituta). La infidelidad es privativa del hombre? La mujer por naturaleza es infiel, aunque sea con el mismo hombre. El hombre que la ama carece de lo que da, aquel a quien ella ama por darle lo que no tiene, lo es.

Sobre el modelo de la elección narcisista ella lo amará según lo que fue: una niña fálica.

La infidelidad masculina se constituye sobre la vertiente del deseo y la femenina sobre la vertiente de la demanda de amor.

En la mascarada la mujer hace una ostentación que encubre lo que no tiene. Si un hombre hace ostentación de virilidad, logrará el efecto de parecer femenino. La multiplicación de los símbolos fálicos significa la castración.

Freud decía que hay una sola libido, de naturaleza masculina, Lacan dirá esto es así por que para la diferencia sexual hay un solo significante.

Lacan dice: "La función del significante fálico desemboca aquí en su relación más profunda, aquella por la que los antiguos encarnaban en él, el Nous y el Noyos" (Logos es una palabra que expresa una eterna verdad realidad y por consiguiente ella misma es eterna, Heráclito). El logos de acuerdo con el cual ocurren todas las cosas es la ley divina misma, pero los hombres no aciertan a comprenderla. Esa ley es mucho más que la ley de los estados, aunque la incluye, pues es lo común a todas las cosas. Su órgano es el Nous, una de cuyas acepciones es el pensamiento. Se podrá decir entonces que la ley produce pensamiento, la ley será la que instala la falta. Es en virtud de la discrepancia que surge el pensamiento. Discrepancia dirá Freud en el proyecto, entre das Ding y lo efectivamente encontrado. Por que das Ding está perdido es que en la búsqueda de la identidad de percepción aparece el juicio. El falo, razón del deseo es la razón de la pérdida de la Cosa.

Retomamos el amor, el amor como don es imprescindible por que en esta concepción del amor es donde Lacan sostiene su idea de la resolución edípica. En relación a la mujer no es solo que el padre la ama por lo que no tiene (lo cual la desprende de la envidia fálica, del complejo de masculinidad y de la insatisfactoria demanda de falo dirigida hacia su madre), sino que por lo que no tiene el mismo ni debe tener, su hija, es capaz de cederla a otro hombre, el acto de renuncia -"Tomo una mujer cedo una hija" - es lo característico de la función del padre. El renuncia al goce sexual de su hija (en la histeria esto precisamente fracasa y la neurosis se singulariza).

El amor corta el tajo como dice Lacan, los lazos engañosos que el narcisismo perverso polimorfo ha construido entre la niña y su idealizado padre. Habiendo accedido al don, podrá luego amar del mismo modo al niño (metáfora de amor por su hombre).

Entonces tenemos dos pasos, primero donde el padre desliza a la niña de la relación imaginaria de frustración con su madre, donándole el falo simbólicmante y donarlo como simbólico o sea simbólicamente, lo hace simbólico en sí mismo, torción metafórica, donde el falo adviene como símbolo del don y además donarlo simbólicamente quiere decir que lo vuele simbólico para que pueda ser donado cada vez; entonces el segundo paso permite la donación de ella misma al hombre que ella elija -Don del padre que le permite alejarse y don de ella que se ofrece a su hombre. Este la ama por lo que no tiene, que también ejercerá con su niño cuando llegue el momento de permitirle separase hacia su padre. De este modo el padre sostiene el acceso de la mujer al hombre y a la maternidad.

La imagen que podemos rememorar es la del padre guiando a la novia hasta el altar, donde la espera su futuro esposo. En realidad es un acto de sesión, que es don del amor del padre. En este acto la mujer no tiene por que tener nada, sin embargo le es donado la posibilidad misma de ingresar a un mundo de circulación de dones, y el misma es un don de amor por su hombre, pues su padre no la retiene, su padre no anhela poseerla en exclusividad, -su padre no goza de la muchacha, el padre deber ser capaz de satifaserce con una mujer, debe ser un hombre que ha reintegrado su deseo (seminario 10), que puede dirigir libremente su deseo a su propia mujer.

Lo angustiante para la muchacha en tránsito hacia su sexuación definitiva, puede ser la falta de quien permite -sostiene ese tránsito hacia el altar. La mujer no deber ser el objeto degradado de la escena de la sexuación, sino la evocadora del objeto que causa el deseo del hombre.

Ocurre así mismo con los apellidos, la mujer transita del apellido del padre al del marido, no hay apellido de mujer, usar el apellido de papá lo cual no es tan independiente servirá a lo sumo para sostenerse en identificaciones fálicas, lo cual para funcionar socialmente es necesario.

Esas identificaciones permiten a la mujer funcionar con una identidad social, pero no permiten, el encuentro en la escena sexual o la posición de la maternidad. Socialmente puede funcionar con lo que tiene de su padre (su identificación imaginaria al falo) y no con su falta.

Es histérica, pero no es mujer -jamás será hombre, pero su posición si es exclusivamente ésta, es de identificación con el padre idealizado-.

A pesar de que existan reivindicaciones defensivas de la autonomía femenina que podemos comprender, las histéricas en el fondo siguen siendo fieles a ese padre que no las amó como mujeres, sino como dobles fallidos. Posición de ambivalencia imaginaria y de fijación narcisista, de esperanza de la llegada de ese príncipe simbólico, salvado de la legalidad que la salve de esa madeja edípica, de esa madre -ogro y de ese padre hermano-. Un príncipe que las quiera aunque sea por-que si, aunque no sea como su madre aunque sea solo por ser mujer.

Lacan dice: "la mujer tiene estructura de ficción y las mujeres están para que los hombres no lo olviden para señalarles que la verdad no se les aparece metafóricamente. Esta joven miente con la verdad o dice verdades con sus mentiras. Recuerda las promesa no cumplidas fruto del amor por su padre y se burla de los hombres con lo que más le duele". Lacan compara la femineidad con el mercurio que es inatrapable, que se escapa de los dedos. El asunto es como ser capaces de amar esa femineidad tal como es, aunque escape de la lógica formal que los hombres pretenden universal.

 

BIBLIOGRAFIA

Freud, Sigmun:

Lacan, Jacques:

Jaeger, Werner:

Fernández, Alicia:

Volver al sumario de articulos y presentaciones

PsicoMundo - La red psi en Internet